Cada 5 de mayo se celebra en nuestro país el aniversario de la Batalla de Puebla, en la
que el Ejército mexicano de Oriente
derrotó al Ejército francés, considerado el mejor del mundo entonces.
El ejército de México estaba al mando de Ignacio Zaragoza, un joven militar (33 años) que es considerado como uno de los grandes héroes en la historia de México.
El ejército de México estaba al mando de Ignacio Zaragoza, un joven militar (33 años) que es considerado como uno de los grandes héroes en la historia de México.
Es importante señalar que, este acontecimiento de la
historia de México pertenece a la segunda intervención francesa periodo o
proceso que abarca de 1862 a 1867, caracterizado por un conflicto armado entre Francia
y México. Este conflicto fue el resultado de la suspensión en el pago de la
deuda externa en 1861.
Ahora te invito a leer la siguiente reseña histórica, también
observa atentamente los siguientes videos, con la información obtenida contesta
las preguntas de la actividad.
COMENCEMOS...
En octubre de 1861, Francia, Inglaterra y España suscribieron
la Convención de Londres, en la cual se
comprometieron a enviar contingentes militares a México para reclamar sus
derechos como acreedores por una deuda que ascendía alrededor de 80
millones de pesos.
La deuda que México tenía estaba distribuida de la siguiente forma:
l69 millones para los
ingleses.
l9 millones para los españoles.
l2 millones para Francia.
El contingente de los países europeos, estaba compuesto de la
siguiente manera:
lEspaña: 6000 hombres al
mando del General Juan Prim.
lFrancia: 3000 hombres dirigidos
por el Contraalmirante Jurien de la Gravière.
lInglaterra: 700 marines bajo
el comando del Comodoro Dunlop.
Poco después de reunirse, los representantes de los tres países
enviaron un ultimátum al gobierno mexicano en el que pedían el pago de sus
deudas; de lo contrario, invadirían el país.
Los representantes aceptaron el llamado y en febrero de
1862 se reunieron con los ministros juaristas del Exterior, Manuel
Doblado, y de Guerra, Ignacio Zaragoza, en la hacienda de La Soledad,
cerca de Veracruz. Gracias a la habilidad como
negociador de Doblado se firmaron los acuerdos preliminares,
los cuales fueron llamados Los Tratados de La Soledad, en los que se
obtuvo el reconocimiento como interlocutor para el gobierno de Juárez y se garantizó el respeto a la integridad e independencia
del país.
El 5 de marzo de 1862, cuando aún se
realizaban las negociaciones en Orizaba, llegó
a Veracruz un contingente militar francés bajo el mando de Charles
Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, quien relevó en el mando a Jurien
de la Gravière y se dirigió a Tehuacán en el Estado de Puebla.
En abril de 1862 la alianza tripartita se rompió debido a
que España e Inglaterra se dieron cuenta de que Francia tenía un interés oculto,
de tipo geopolítico, bajo el reclamo económico: derrocar
al gobierno republicano de México para establecer una monarquía
favorable a su política colonial, con miras a contrarrestar el creciente
poderío de Estados Unidos.
También llegó el general mexicano Juan
Nepomuceno Almonte, quien de inmediato se proclamó "jefe supremo de
la nación" y empezó a reunir a las tropas
conservadoras, remanentes de la Guerra de Reforma, para
apoyar a los franceses.
A finales de abril, Lorencez desconoció los Tratados
de Soledad y
se puso en marcha, junto con sus soldados
hacia Puebla, con el fin último de conquistar la Ciudad de México.
A los militares franceses los rodeaba un aura
de invencibilidad en combate dado que no habían sido derrotados desde
Waterloo, casi 50 años antes, con sonadas victorias en las batallas de Solferino,
Magenta y Sebastopol.
Esta actitud de soberbia quedó de manifiesto en el siguiente mensaje,
que Lorencez envió al conde Jacques Louis César Alexandre Randon, ministro de
Guerra francés, poco después de la Batalla de Las Cumbres:
"Somos tan superiores a los
mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de
sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III,
que a partir de este momento y al mando de nuestros 6,000 valientes soldados,
ya soy dueño de México”.
El 28 de abril, el Ejército mexicano de Oriente se topó
con la columna de Lorencez en un paso de montaña en las Cumbres de Acultzingo, en el límite entre
Veracruz y Puebla, lo que
representó el primer encuentro bélico formal.
Zaragoza no pretendía cortarles el paso a los invasores, más
bien foguear a sus soldados, muchos de ellos faltos de experiencia, y al mismo tiempo
causarle el máximo de pérdidas posible al enemigo. En la llamada Batalla de Las Cumbres murieron 500
franceses, mientras las bajas mexicanas ascendieron sólo a 50.
Asegurado el paso de
Acultzingo, el 2 de mayo de 1862
la columna principal del ejército expedicionario francés salió de San Agustín
del Palmar, en Veracruz, para cruzar la Sierra Madre Oriental y dirigirse hacia
Puebla, paso obligado para llegar a la capital del país y que era además uno de
los bastiones del Partido Conservador, donde esperaban ser recibidos "con una lluvia de rosas", como le
aseguró Saligny a Napoleón III en una carta.
El 3
de mayo por la noche, el general Zaragoza arribó a Puebla, dejando en su retaguardia una
brigada de caballería para hostigar a los invasores. Los soldados del Ejército mexicano de Oriente se
organizaron por las calles desiertas de la ciudad, ya que la mayoría de la
población era partidaria de la invasión.
A las 9:15 de la mañana del 5 de mayo, los franceses
aparecieron en el horizonte, avanzando desde la cercana Hacienda de Rementería,
cruzando fuego con las guerrillas de caballería que se batían en retirada y que
no se replegaron hasta que las líneas francesas estuvieron formadas y listas
para avanzar.
La batalla se
inició en forma a las 11:15 de la mañana, anunciándose con un cañonazo desde el
Fuerte de Guadalupe y acompañado por los repiques de las campanas de la
ciudad. En
ese momento se dio una maniobra sorpresiva: la columna francesa, que venía
avanzando en orden de oriente a poniente, se dividió en dos: la primera,
compuesta por aproximadamente 4000 hombres y protegida con su artillería, dio
un violento viraje hacia la derecha y se dirigió hacia los fuertes; mientras
que la segunda columna, compuesta por el resto de la infantería, quedó como
reserva.
Mientras se libraba la batalla, en Palacio Nacional
y en la Ciudad de México en general, se vivía un ambiente de tensa espera. Lo último que se sabía de Puebla era el
telegrama enviado por Zaragoza hacia las 12:30 del día, en el que avisaba que el fuego de
artillería de ambos lados había iniciado. Luego, silencio.
Ante la incertidumbre, el gobierno
había hecho salir precipitadamente al general Florencio Antillón al mando de
los Batallones de Guanajuato, quedando como guardianes de la capital sólo 2,000
hombres del Regimiento de Coraceros Capitalinos y algunos centenares de
milicianos pobremente armados. Si las tropas guanajuatenses se perdían, la
capital quedaría desprotegida.
A las 4:15 de la tarde finalmente se recibieron
noticias:
... Dos horas y
media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud de granadas… Sus
columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas y seguramente
atacó con cuatro mil hombres. Todo su impulso fue sobre el cerro… En este
momento se retiran las columnas y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas.
Comienza un fuerte aguacero…
Zaragoza envió más tarde otro telegrama en el que dijo
que los franceses habían iniciado la retirada hacia Amozoc, pero sin mencionar el resultado final de la
batalla.
Finalmente, a las
5:49 de la tarde se recibió otro parte, dirigido al ministro de Guerra, que
causó júbilo (y un gran alivio) en Palacio Nacional:
... Las armas
del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos
supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de
izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa
dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000
hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como
desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante.
Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su
ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros.
Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza.
ACTIVIDAD N° 1
Con la
información analizada copia las siguientes preguntas en hojas blancas(puedes imprimir) o el
cuaderno perteneciente a la materia de historia y contesta correctamente cada
cuestionamiento.
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