ESCUELA PRIMARIA "MI PATRIA ES PRIMERO"

martes, 7 de mayo de 2019

CUARTO BIMESTRE HISTORIA SEXTO GRADO.




India, China y Japón durante la Edad Media.

         En el bloque II aprendiste que durante la antigüe­dad las civilizaciones agrícolas de Oriente
(MESOPOTAMIA , INDIA, CHINA Y EGIPTO ) desarrollaron avances científicos y culturales en campos como la astronomía, las matemáticas, la escritura y la arquitectura, entre otros, y que además tuvieron características comunes. 

       Al paso del tiempo estas civilizaciones conti­nuaron su desarrollo y durante la Edad Media sus avances científicos y culturales llegaron a Europa por medio del comercio, principalmente.


        Hoy las naciones que se encuentran en donde se asentaron dichas culturas tienen economías muy poderosas y son las más pobladas de la Tierra, pues en ellas vive casi la mitad de los seres humanos. Muchas de las formas de vida e ideas de estos pueblos tienen su origen en su historia antigua.


India 


          Durante la Edad Media India no sólo abarcaba el país que hoy lleva ese nombre, también ocupaba los territorios de los actuales Pakistán y Bangladesh. Gracias a su ubicación geográfica, esta civilización fue el punto de contacto e intercambio de grandes civilizaciones asiáticas, como la árabe, la persa y la china. 

          La cultura de India se forjó a lo largo de varias etapas de su his­toria con la integración de múltiples tradiciones, religiones e ideas de grupos originarios, invasores e inmigrantes. Muchas prácticas, idiomas, costumbres, monumentos y expresiones artísticas son ejemplos de esta mezcla durante varios siglos.

                En el siglo VI a.C. surgió el budismo en la civilización india; dicha religión fue llamada así porque la fundó Buda, nombre que significa “iluminado” o “quien conoce la verdad”. Tuvo gran difusión y se extendió desde India hasta China y Japón, y hoy es una de las más importantes del mundo por el número de personas que la profesan. 

        Desde tiempos muy remotos, y todavía en la Edad Media, la socie­dad india estaba dividida en castas, una forma de organización que desde el nacimiento de las personas determinaba la posición social y las actividades a las que se dedicarían. Los integrantes de una casta no se podían casar ni tener trato cercano con los de otra. La casta superior era la de los brahamanes, y la inferior la de los dalit. 

          Durante esta época India estaba dividida en reinos indepen­dientes gobernados por dinastías de diverso origen. También en este periodo fue invadida por diferentes grupos como los hunos (siglo VI), quienes conquistaron varias ciudades, y los árabes, que establecieron su dominio en el siglo XII.

         Entre los aportes que la civilización india ha hecho a la huma­nidad destacan ciertos conocimientos como el concepto de cero y la numeración que hoy usamos, además de productos como el té, las especias (pimienta, canela, clavo, etcétera) y el azúcar de caña. Estos saberes fueron llevados a Europa por los árabes.



China 


         En la Edad Media, China era una de las regiones más avanzadas del mundo, además de la más poblada y de mayor desarrollo tecnológico. La fuerza de la sociedad china radicaba en su numerosa población cam­pesina, formada por comunidades y familias muy unidas, con gran apego a la tierra. Los campesinos contribuían a obtener una abundante producción agrícola que ayudaba a sostener las ciudades, algunas de las cuales eran tan grandes que llegaron a contar con más de un millón de habitantes (esta cifra resulta sorprendente para una época en que las principales ciudades europeas tenían pocos pobladores). 

          Durante este periodo varias dinastías gobernaron China. Los gobernantes ocupaban un lugar central en la sociedad, pues eran considerados intermediarios entre la humanidad y las divinidades.


             Entre los siglos XIII y XIV fue dominada por los mongoles, pueblos guerreros que habitaban las estepas y conquistaron el norte de China; además bus­caron extenderse hacia el sur, pero encontraron resistencia. Los mongoles fundaron una nueva dinastía, la Yuan, que reinó conforme a las costumbres chinas desde 1271 hasta 1368, cuando los expulsó de China el fundador de la dinastía Ming. Con este hecho los chinos recuperaron el control de sus territorios. 

         Los chinos produjeron diversos inventos y tecno­logías que cambiaron la historia de la humanidad, por ejemplo el papel, la pólvora y las primeras imprentas. Además dieron al mundo artículos de lujo como telas de seda y cerámica fina llamada porcelana. 

       Tam­bién construyeron los barcos más grandes de su época y emprendieron largos viajes de exploración en los mares de Asia y África. 
Otra de sus hazañas fue levantar la más grande edificación del mundo: la muralla china. 

         Desde tiempos del imperio romano los comer­ciantes chinos establecieron la ruta de la seda, por la cual llevaban sus productos a Persia y Bizancio. Esta ruta estuvo en uso casi 1 500 años; iba por tie­rra desde China hasta el mar Negro, y desde ahí las mercancías se embarcaban a Constantinopla, donde las recogían por los navegantes genoveses.




Japón 


         El territorio japonés está formado por cuatro grandes islas y otras de menor tamaño, lo que le permitió mantenerse a salvo de invasiones, pero también lo aisló del mundo.

                      Gracias a vestigios arqueológicos se sabe que estas regiones estuvieron habitadas desde el Paleo­lítico, hace aproximadamente cien mil años. En esta época los pobladores vivían de la caza, la pesca y la recolección, eran nómadas y se refugiaban en cue­vas. 

          En la antigüedad, entre los años 300 a.C. y 300 d.C., se desarrolló la agricultura, principalmen­te el cultivo del arroz, y se empezó a usar el hierro en la elaboración de armas e instrumentos de uso cotidiano. 

          Aunque entre los siglos IV y VI d.C. los japoneses adoptaron varios elementos de la cultura china, como su escritura, arquitectura y religión, con el paso de los años lograron construir una cultura propia e independiente. Durante el lapso correspondiente a la Edad Media predominaron en Japón los enfrentamientos por el poder, los cuales desembocaron en la unificación definitiva del territorio en 1600. 

          Desde el siglo XI se formó en Japón un sistema parecido al feudalismo europeo. En este caso había un emperador y los señores feudales eran los daimyo, que fueron muy privilegiados: poseían grandes extensiones de tierra y tenían a su servicio un grupo de guerreros conocidos como samuráis, a quienes les entregaban tierras a cambio de lealtad; además recibían tributos de los campesinos. 


          En 1192 se impuso el shogunato, una dictadura militar hereditaria coman­dada por un shogun, quien era jefe de los ejércitos y concentraba la auto­ridad; así, el emperador fue desplazado y se quedó sin poder político.

 El shogun también era dueño de las tierras cultivables y las distribuía entre los señores feudales a cambio de una renta. 

          En la etapa que corresponde a la Edad Media se desarrollaron varios ras­gos que hoy son parte de la tradición cultural japonesa, como la ceremonia del té, que se estableció el siglo XII, y los arreglos florales, que simbolizan un paisaje natural, y decoran las casas japonesas de forma cotidiana. 

   Se introdujo el budismo, que tuvo gran difusión, pero también se conservó la religión tradi­cional, llamada shinto, en la que se rinde culto a los espíritus de la naturaleza y se venera a los ancestros. 

         A finales del siglo XIII se generalizó el uso del dinero, que consistía en mone­das provenientes de China que los japoneses cambiaban por oro, perlas, azufre, madera y armas, entre otros productos. Debido a estos intercambios floreció el comercio y se convirtió en una de las principales actividades económicas.

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